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LIMPIEZA

• Limpiar periódicamente el aluminio. La frecuencia estará en función de la atmósfera en la que se encuentre la construcción, aunque en cualquier caso, se debería realizar por lo menos, dos veces al año. Es muy importante limpiar periódicamente la acumulación de suciedad que pueda obstruir los orificios de desagüe existentes en la parte inferior del marco de las ventanas. En el caso de hojas correderas, también debe cuidarse regularmente la limpieza de los raíles. La limpieza del aluminio se debe efectuar utilizando una disolución al 5% en agua clara, de un detergente o jabón neutro, aplicándolos con un paño húmedo, una esponja, un trapo de cuero o una brocha suave, evitando la presencia de cualquier elemento que pueda rayar el acabado (arena en el agua, polvo, etc.) y aclarándolo a continuación con agua limpia abundante. En caso de proceder al secado, se utilizará un trapo suave y absorbente. Antes de la limpieza del aluminio, asegurarse de que la superficie del metal este totalmente fría (máximo 20º C.) pues debemos evitar la limpieza de superficies calientes o soleadas, sobre todo en el lacado. Debe evitarse TOTALMENTE la utilización de productos BASICOS o ACIDOS, así como abrasivos gruesos como arena, viruta de hierro, cepillos metálicos, etc. No usar artículos o productos de limpieza agresivos, ni punzantes, ni cortantes durante los trabajos de limpieza. No utilizar disolventes, ni acetona, ni alcohol, ni detergentes, de los que se desconozcan su composición química. Se recomienda no utilizar máquinas de chorro de vapor. Para la limpieza de los vidrios se recomienda evitar el uso de productos abrasivos.

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